divece arquitectos

La experiencia que promueve la serenidad creativa inicia desde el puente de ingreso, un pasillo de 15 metros de largo, suspendido entre muros de concreto, rudamente terminados, que tienen como remate la puerta de la galería. El patio, al final del pasillo, funciona como un reloj de sol que marca el inicio del verano por medio de la Luz que se filtra hacia el vestíbulo de la triple altura y que coincide con la ranura de la puerta de ingreso los días 21 de junio. La secuencia continúa a través de una galería de arte que vestibula el ingreso a través de la exhibición de piezas que nos remiten a los orígenes de las formas y los espacios, los colores y las texturas. Este es el umbral que nos invita a la reflexión y que nos prepara para el proceso creativo al que estaremos sujetos durante nuestra estancia.

El centro del estudio es la sala de juntas; un lugar monocromático, entre muros y cristales, entre duelas de piedra y de fibrocemento, que moduladas con precisión inmejorable, nos harán sentir envueltos en una atmósfera relajada y armónica, donde cada parte, por pequeña que sea, está entretejida con el todo.