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La apuesta de este proyecto consiste en realizar un cosido urbano reconciliando la calidad del entorno urbano del barrio y la dureza de la infraestructura del bulevar periférico, convirtiendo el edificio en un elemento estructurador del territorio a escala metropolitana. ¿Cómo puede esta operación con vocación de ser un elemento suturador urbano, situado al borde de una infraestructura de tráfico rodado con su larga fachada que es un muro técnico de producción de energía y barrera fónica, resolver la cuestión de las diversas escalas urbanas?

El proyecto de Residencia Internacional apunta a crear una cohesión entre los residentes y la población del barrio y a revalorizar el espacio público. De esta manera parece pertinente inscribir el proyecto en el lugar y hacerlo dialogar con su entorno próximo y con la ciudad, de manera que se convierta en un edificio relacional: pasar de lo humano a lo urbano proponiendo un edificio faro en el paisaje metropolitano. El edificio-peine se articula mediante una calle-pasarela, espina dorsal al sur sobre la cual se enganchan los edificios que van de dos a nueve niveles. Esta calle suspendida permite explotar los volúmenes centrales de tal manera que todas las habitaciones están dotadas de doble orientación norte-sur.