Museo del medio ambiente y del clima en Lleida
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- Lleida, España
Desde la cara norte del altiplano de Gardeny, mirando de oeste a este, el horizonte es sereno y claro, sobretodo en los días que sopla de poniente, un viento constante, seco y cálido, que acaricia la piel. Es un aire limpio que viene de las tierras de la franja de poniente, que, en estos días, con el sol de mañana, son visibles.
Al norte y más cerca tenemos los Pirineos, y si giramos hacia el este, la aproximación y el diálogo con el cerro de la "Seu" se hará presente. Gardeny, un altiplano a 30m sobre la ciudad y el río, permite gozar de diferentes horizontes.
En medio de la aridez de la gran planicie y en primer término, un primer estanque y un bosque de mástiles (soporte de aparatos de medición de la temperatura, el viento, la humedad,... hasta de algún nido de cigüeña) nos acoge, entrando en una nueva escala y programas, se nos presenta como la puerta del museo.
Un poco más allá y con la "Seu" al fondo, sentimos como el aire refresca, nuevos olores aparecen y un pequeño acantilado nos descubre el bosque, los pájaros, el agua... el oasis. En movimiento circular y concéntrico cambiamos gradualmente de cota; a cobijo del viento de poniente y acogidos por el nuevo espacio podemos entrar o continuar por el exterior. Cruzamos por una de las cuatro esquinas, descubriendo definitivamente y, en medio de las copas de los árboles, un cambio de temperatura, de sonidos, de olores, de colores... Una nueva atmósfera nos arropa, y entre luces y sombras nos percatamos de que el sonido del agua lleva un rato acompañándonos. Bajando por una escalinata o por unas rampas de estructura palafítica, llegamos a una tercera explanada donde volvemos a sentir una ligera brisa de poniente que impulsa a hablar a la vegetación que nos rodea. En medio, una balsa/depósito, que acumula la lluvia y es fuente de vida (zapateros, renacuajos, ranas,...)
Disfrutando de un paseo hemos llegado a "La Mariola", cruzándonos con otras personas del barrio que utilizan estos espacios para ir al nuevo museo que hoy se inaugura...Quizás otro día volvamos a visitar las salas interiores, pero seguro que a menudo pararemos por estos espacios al pasear, para tomar algo en la cafetería o tan sólo para sentir el murmullo del agua, el canto de los pájaros y gozar de la transición hasta el altiplano.
El conocimiento acumulado por la especie humana a lo largo de los siglos nos muestra cómo seguir aquellos principios de aprovechar o protegernos de los elementos de la naturaleza para conseguir espacios habitables, intentando pasar de los ciclos abiertos propios del sistema actual a los ciclos cerrados propios de la biosfera.